El susto que me dio mi propia ropa colgada. Abrí los ojos y esto fue lo primero que vi, en mi baranda al lado de la cama. Ninguna novedad, siempre me queda como mínimo la ropa de la noche ahí colgada. Pero esta vez tomó la forma de una mujer recostada en la baranda, y por una milésima de segundo me asusté. Obvio que no la guardé ahí nomás, desayuné, le saqué foto y después sí, baranda despejada.
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