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Eventos de mi vida cotidiana. Gente, fotos, cosas que ví, situaciones que viví, colores que se me grabaron, músicas, palabras.





lunes, 5 de marzo de 2012

Me enteré de una obviedad

Hoy fue uno de esos días en que te enterás de una obviedad. En mi caso fue: no hay canillas públicas en las entradas de los edificios.

Plena lluvia, paraguas, pollera que se volaba con el viento, ojotas tipo hawaianas (feliz por ser previsora, este par dormía en la oficina desde el día de la gran tormenta, esperando otra ocasión para salvar zapatos mejores) venía yo con todo esto y el ipod, caminando rápido. De repente (raro en mí, realmente no suelo ser torpe) pateo y con mucha fuerza un pedazo de botella tipo whisky. La tapa sola, clavandome de lleno el vidrio en un dedo.

Nada grave, pero me empieza a salir sangre y era incómodo. Así que me quería lavar y parecía chiste, sobraba agua de lluvia. A ver, me acerco al primer edificio casi imaginándome la típica canilla asomada. Nada. El otro. Nada. Epaaa será que lo de las canillas era sólo de barrio? o de barrio del interior? Ahí hice memoria y es verdad que la última vez que usé canillas así en la calle era de chica, para cargar bombuchas o tomar agua, pero estamos hablando de años luz atrás.

Y dónde enganchan las mangueras todas las mañanas los encargados impecablemente vestidos de color beige y botas negras?? adentro del edificio, están ocultas? o están tapadas y no las vi?

Cuestión que caminé así como 6 cuadras hasta Arquería. Pensé en lavarme con un chorrito de lluvia, pero me dolía y la sensación de la gota aleatoria e incontrolable no me gustaba.

Ahí sí llegué a una canilla privada y hasta me dieron alcohol en gel y curitas. Un lujo.

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