De qué se trata este blog?

Eventos de mi vida cotidiana. Gente, fotos, cosas que ví, situaciones que viví, colores que se me grabaron, músicas, palabras.





martes, 2 de noviembre de 2010

Mi ferretero no vendedor

El ferretero a dos cuadras de casa. Japonés, aunque todos insistan en decirle "el chinito ferretero" (cosa que según comentarios de mi portero le molesta horrores).

Este buen hombre dedica horas de su tiempo a entender realmente cuál es el problema del cliente, qué tornillo necesita, cuánto peso va a tener el perchero, qué mecha realmente va a usar, cuántos metros necesita, pero en serio, cuántos?? No te quiere vender de más, no te quiere vender errado, casi que diría que no te vende.

En dos días me quedó súper claro su estilo de no venta. Que es buen tipo, ni dudas.

Primero fui a buscar un tornillo para la manijita de un ropero. Partí con la manijita en la cartera, ya sé las mil preguntas que me van a hacer y no sé responderlas, así que llevo todo lo posible. A ver, qué tipo de ropero? ahjá. Pero, cuán gruesa la puerta? ahjá. Bueno, opciones: y empieza a desplegar tornillos, roscas, tuercas...una explicación súper interesante y larga. Ya cuando estábamos mirando el segundo producto, un tornillito ínfimo para la cerradura (que no llevé), tratando de decidirnos entre dos, él a la par mía mirando, pensando...le digo, disculpá, cuánto salen los tornillos? $0,05 cada uno. Ahhh (no me quise reír, nada de subestimar el tornillo) me llevo los dos! Me miró como diciendo: derrochadora. Pero bueno, hice caso omiso y partí con mis dos tornillos. Esa vez estuvo bien, porque al menos me vendió. Pagué $0,20 después de media hora de sus sabidurías y análisis.

Me lo encuentro al portero y le digo, estuve en lo del ferretero, ya tengo lo de la puerta...uuuuu el chinito, es buen tipo, pero no te vende! el otro día fui a comprar una soga y cuando le dije para lo que era y la cantidad que quería no hubo forma, decía que me iba a sobrar. Así que no logré comprar.

Volví esa tarde, ya queriendo entenderlo a mi ferretero. Entro y había una señora mayor, de collar de perlas, labios pintados, bastón y sweater rojo, acompañada de una señora que la ayudaba. Claramente era el Programa de esta señora, lo tenía planeado desde hacía días: comprar la felpita para abajo de los muebles. Le empieza a explicar lo que quiere, señalando los stickers felpita en el mostrador, redondos, cuadrados, pedazos grandes, de todo. Y mi ferretero se apoya en el mostrador, se acerca y le dice, señora, sabe lo que le conviene?? va y se compra una alfombra, de esas de Bienvenido, la corta y la pone abajo de los muebles, tipo patines. Ni hace falta pegarla, córtelas grandecitas y punto. La señora lo miraba...pero y ésto? nooo, le conviene lo que le digo. A ver, la señora quería una solución, la tenía ahí al frente y este demasiado buen hombre la despachó!! Además claramente sus muebles eran franceses y nada de que se vea la alfombrita de Bienvenido. Iba a interceder, pero estoy aprendiendo a no hacerme cargo (me costó igual).

Me toca mi turno y de nuevo, horas de análisis de mi caso, que cuánto peso va a tener el perchero, pero cómo es, de qué madera, para carteras? o abrigos, todo? Finalmente encuentro lo mío, agradezco porque me lo quiere vender, le pago los $0,30 totales y justo atrás mío entra un chico. Hola! busco una mecha de 6...No, le dice el ferretero, sólo me quedaron las más caras! Ahí no pude evitarlo, además quería intentar robarle una sonrisa al japonés, así que mientras salía le dije Vendaleee vendaleee lo más caro, hay que vender!! El chico claramente sabía de la patología del vendedor y me miró con complicidad. Y mi ferretero sonrió.



1 comentario:

  1. Grosaaa amiga!!! cada tanto busco un ratito para ponerme al dia... y no me soprende! pero me alucina!!! beijos!

    ResponderEliminar